martes, 2 de julio de 2013

SEXO EN OVIEDO...CAPÍTULO 24: EL PODER DE LA PALABRA

Queridos lectores: antes de nada, quiero pedir disculpas por la tardanza de éste nuevo capítulo y el abandono temporal de éste,mi espacio.
No puedo prometer que no volvera a ocurrir, pero haré un esfuerzo porque así sea.
Nunca hago promesas que no vaya a cumplir.
Soy una mujer de letras,y como tal, las palabras me importan , y mucho.
Por eso, nunca doy mi palabra en vano y tampoco me gustan que lo hagan conmigo.
Quizá por ello (seguramente por ello) haya pensado en éste título para el capítulo de hoy.
Nos encanta recibir palabras agradables.( ¿A quién no le gusta que le piropeen o que le regalen un cumplido?) y, en ocasiones, aprendemos de las palabras duras, casi siempre que sean enviadas por personas de nuestra máxima confianza (¿O no aceptamos un consejo de un amigo?).
Pero sobre todo, hay palabras que nos suben la líbido,nos incitan, nos excitan...
Hay un estudio que he leído en nosequé universidad de nosequé investigadores,que dice que escuchar los gemidos de nuestra pareja mientras mantenemos relaciones sexuales nos hace llegar antes al orgásmo.
(Aquí podeís atacarme diciendo que los gemidos no son palabras, y tendreis toda la razón,pero puede que sea mejor un gemido que una palabra inadecuada que nos corte el rollo).
Otra de las palabras que nos gusta oir y que nos "anima" es un sí cuando nuestra pareja nos pregunta... ¿Te gusta?.
Ir explicando lo que vas a hacer o lo que quieres que te hagan, también son palabras que, no sólo las utilizamos para obtener lo que queremos sino que, además, pueden excitarnos tanto a nosotros mismos como a nuestros compañeros de "juegos".
En el sexo, como en la vida, las palabras son especiales y nos ayudan a estar satisfechos.
Por el contrario...una palabra incorrecta, mal dicha o en el momento más inoportuno puede arruinarnos lo que teníamos planeado.
Hace años,mientras estaba "calentando el ambiente" con un chico del cuál, el tiempo a borrado su rostro (porque el nombre ni lo pregunté) se puso a hablarme de que tal le había ido el día y lo difícil que había sido su trabajo.
Hizo que parara en seco y le gritara:
- ¡¡¿Estamos a lo que estamos o me vas a dar una conferencia?!!
Inmediatamente después, me vestí y me fuí.
No quería que me hablase de nada.Ni para bien ni para mal.
(Un chico que acabo de conocer no me interesa que me cuente su vida en verso)
Y mucho menos mientras lo que espero es que me quite un calentón.
Asi que...QUERIDOS LECTORES, cuidemos las palabras.
Las nuestras, las que regalamos a nuestros seres queridos, las que dedicamos a nuestros enemigos, las que damos y las que recibimos, pero sobretodo...
Cuidemos las que nos van ayudar a obtener cualquier tipo de placer.
¿No creeis?
Jess

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